Palermo : Parques y Lagos
Recorrer este parque es darse un baño de belleza: verde el césped, los árboles entrecruzados de luz y el sol resplandeciente que deslumbra en los lagos, en el circuito deportivo, juguetea con la pelota en los “picados”, típicos de Buenos Aires y provoca una plácida sensación rayana en la felicidad. La salud, se ofrece a quienes deseen caminar con ritmo, para lo que está puesto a punto el circuito que está cerca del lago pequeño. También está el Rosedal, el circuito del puente y el de los Museos. Un entretenimiento para adolescentes es jugar con los barquitos en el lago grande, enfrente del Golf Club de Buenos Aires que se reinauguró como una oferta mayor, como un valor agregado a quien ame el aire libre y el deporte: idea y producción general de la Secretaría de Producción, Turismo y Desarrollo Sustentable de esta ciudad autónoma.
El nacimiento del barrio está vinculado con Don Juan Manuel de Rosas, ya que su residencia se encontraba en Av. Libertador y Av. Sarmiento. Pero fue Sarmiento quien pensó en un parque, como pulmón de la ciudad. En 1875 se concretó este sueño de Sarmiento y fue inaugurado el parque 3 de febrero. El tango vivió su historia en esos lares, en “lo de Hansen”, donde bailaba la Mireya. Hay distintas teorías histográficas con respecto al nombre del barrio: una de ellas sostiene que Juan Domingo Palermo a principios del siglo XVII era propietario de estas tierras y les confirió su nombre. La otra, sustenta que se debe a la existencia de un oratorio donde se veneraba la imagen de San Benito de Palermo. Para el poeta la mirada siempre es diversa. Por eso, Rafael Obligado le cantó así : "Y no bien tapizaba la pradera/ y en los verdes naranjos florecía/ de sus maternas manos recibía/ su corona nupcial la primavera.”
La parquización la debemos, en principio, al francés Carlos Thays, arquitecto, paisajista, naturalista quien desde 1890, con criterio estético, unió especies autóctonas y exóticas sumadas a construcciones de singular belleza y consiguió, en este parque, el Zoológico, el Botánico, el Parque Lezama, y tantos otros lugares más del país, conformar espacios verdes que ayudaron a la conservación de lo natural y lo cultural ( un concepto que debería ser indivisible) en la ciudad y ofrecieron esparcimiento y placer.
Ofertas del Parque 3 de Febrero
Es una delicia recorrer el Rosedal, protegido en todo su contorno, por una reja de hierro forjado. Según los archivos, en 1914, sus variedades de rosas, fueron catalogadas por orden alfabético y numérico ya que cada planta tenía su nombre en un tubito de vidrio. Siempre se le agregaron las últimas novedades, un sistema que no varió desde 1910 hasta hoy. Las hay de color rosado claro, amarillo rosado, amarillo crema bordeado de rojo sangre… las hay blancas, intensamente rojas y todas entregan a quien las observa una policromía tan variada como extensa. Caminando hacia el este, se llega al sitio donde, en su origen, estaba el “Pabellón de los Lagos”, construcción formada por grandes vidrieras montadas sobre un armazón de hierro en cuyo interior lucían espléndidos claveles: era el mítico Jardín de los Claveles. Luego, este jardín se trasladó a la confitería “El Pabellón de los Lagos”. En el lugar inicial de los claveles, luce hoy el Jardín Andaluz, formado por una glorieta, una fuente en el centro, ubicada en un patio de bajo nivel, al que se llega por cuatro escaleras ensanchadas por ocho bancos con paneles que muestran episodios de la historia del Quijote. Rodeando el patio se formó una galería, coronada por una amplia pérgola con pilares de hierro forjado y faroles de estilo español. El conjunto está rodeado por un cerco vivo de plantas y flores, en cuyos ángulos han sido colocados bancos con motivos andaluces realizados en mayólica. El Jardín Andaluz fue donado a nuestro país por el ayuntamiento de la ciudad de Sevilla, los materiales fueron traídos de esa ciudad. Se inauguró el 12 de octubre de 1929.
Los monumentos
Varios monumentos, verdaderas obras de arte se levantan en Palermo: el Monumento a Sarmiento, obra de Agustín Rodin, es de granito, bronce y mármol blanco de Carrara. Procede de Francia y representa a Sarmiento como una fuerza telúrica que, emergiendo del caos, se levanta poderosamente en busca de la luz. Se valora en él la figura de Apolo Vencedor, dios de las artes y las letras, arquero hábil y conductor del carro del sol. En la mitología griega Apolo salió en persecución de la serpiente Pitón, a quien mató, lo que simboliza el triunfo del saber sobre la ignorancia. Hay en la parte posterior, un escudo argentino y en la parte superior emerge la figura de Sarmiento. Sus pies parecen confundirse con la tierra, demostrando así, el artista, la fuerza del gran sanjuanino. Otra obra de relevancia es el Monumento a Caperucita Roja, labor de Juan Carlus. Es de origen francés y de mármol blanco de Carrara. El grupo escultórico tiene aproximadamente un metro de altura. Caperucita, breve y etérea, está enmarcada por una guirnalda de follaje. El lobo aparece en la izquierda.
El Monumento a Justo José de Urquiza, de Renzo Baldi y Héctor Rocha está trabajado en bronce y granito gris de origen italiano traído al país en1949. Monumento ecuestre, el frente mira hacia el sur, en la base en relieve “la República Liberada” y a los costados, relieves de bronce representan la Asamblea General Constituyente de 1853 y una escena de la batalla de Caseros. En la cara del monumento que mira hacia el norte se ve el escudo argentino. No podemos olvidar al “de los Españoles”, recientemente restaurado y arenado que, imponente, se ofrece a las puertas de este singular parque. En realidad, el nombre correcto es Monumento a la Carta Magna y las 4 Regiones Argentinas y fue levantado por los escultores Guerol y Subitars, en bronce y mármol blanco de Carrara y dentro de la escultura romántica con reminiscencias del art – noveau. De una piscina en la que brota el agua entre las cuatro figuras de bronce que simbolizan la Región Andina, El Río de la Plata, el Chaco y la Pampa, se levanta el fuste de mármol de Carrara. La piscina evoca el mar de España; el fuste está rodeado por una artística guirnalda que simboliza la unión hispanoamericana. El libro y el azadón representan el esfuerzo humano y una figura femenina, “La República” corona el bloque debajo y en la parte posterior del friso. Hay una figura que se desprende del conjunto, con los brazos abiertos y una pluma en la mano derecha. En la cima, se ven las figuras de la Paz, la Justicia, la Agricultura, la Industria y el Comercio.
Hay muchos más: El Atleta, de inspiración helénica, “Tiradentes” obra de Oliva Navarro, realizado en bronce sobre una base de granito. El escultor Alberto Lagos, realizó el Monumento a Luis María Drago. De origen español y donado por la colectividad española para el primer Centenario de la Revolución de Mayo., para nombrar algunos.
Final de Fiesta
Más al norte se emplaza el Jardín de los Poetas, que exhibe bustos de escritores, honrando la cultura de varios países. También el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, espera a quien quiera regocijarse con una espléndida colección de tapices, cuadros y todo tipo de manifestación de arte argentino y el Paseo de la Infanta que aguarda pronta reposición, ofrece hoy algunas confiterías, bares y discotecas y culmina un recorrido de placer natural y cultural, fusionados. El privilegiado excursionista llevará en su retina los destellos del sol entre los árboles, las 12 mil rosas que estallan en primavera en un abanico de colores, y el arte diseminado en un formidable parque digno de habitar en la memoria. El símbolo más distinguido de este parque es el beso de los enamorados que nunca falta y su transmutación a la noche, cuando “villa cariño” sigue albergando a Cupido.
Vilma Lilia Osella
vil60per@yahoo.com.ar
vilmaosella@gmail.com
jueves, 16 de agosto de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario