jueves, 16 de agosto de 2007

Serie: Paseos Por Buenos Aires

LAS LUCES BUENAS DEL CENTRO

Vilma Lilia Osella

En 2008 el Teatro Maipo cumplirá cien años de vida. Recepta la historia de luces, plumas, lentejuelas, bataclan, comedias, dramas, orquestas, y es escenario del estreno de la noche triste de Gardel. De la negra Bozán a Enrique Pinti: una historia de humor, amores y colores. Y mil anécdotas de fantasmas y alegrías.


Rojo, negro y dorado en el lobby, con barra de madera y butacas altas tapizadas de rojo. Gruesas columnas doradas que sostienen glamorosas una estructura cargada de recuerdos. Adentro, palcos bajos y altos y los avant scene. Rojas las cortinas, rojas las butacas, rojo el telón. Un mural que desborda arte en el palco oficial y una araña de cristal de Checoslovaquia a la que Lino Patalano (presidente de la sociedad anónima que regentea la empresa, director artístico del teatro junto a Julio Bocca, del Club del Maipo y dueño del espacio) bautizara “las dos Nélidas”. El mote, está obviamente relacionado con Nélida Roca y Nélida Lobato, dos legendarias vedettes argentinas que hicieron galas de su glamour la primera y sus espléndidas dotes de bailarina, cantante y comediante, la segunda, en el escenario de este teatro que, según la historia, ya despuntaba sus luces en tiempos de la colonia, en la misma geografía: Esmeralda 445.

Luego el teatro se llamó Scala y se instalaron allí cuplés, tonadillas y chotis y lo más granado de la sociedad porteña especialmente masculina, a principios de 1900, más precisamente en 1908, se deleitaba con estas brillantes noches de espléndidas galas. Bellezas francesas que bailaban y cantaban, suplieron más adelante el espectáculo con “La Revue de la Scala”. La cantante italiana Renata Montalvo también atrajo público, acompañada por malabaristas y un coro inglés que, por lo internacional, entusiasmaba a los porteños adinerados. En 1915, el teatro pasa a llamarse “Esmeralda”. Desaparecen las piernas a la vista y se instalan comedias, películas y dramas con un target inclinado a la familia. El dúo Gardel- Razzano hace furor compartiendo protagonismo con la española Gloria Guzmán. Se estrena el tango “Lita” que luego devendría en Mi Noche Triste. Y el 14 de agosto de 1922 nace el Maipo, de la mano de un nuevo dueño francés decidido a reimplantar definitivamente la revista. El Maipo brilla con todo su esplendor: surge madame Resimí con su conjunto Ba-ta-clan. Monsieur Lombard, dueño del nuevo teatro, contrata al productor de la Guerra Gaucha, Humberto Cairo, para regentear sus espectáculos. Reaparecen Gardel, Razzano, Gloria Guzmán, el cine y surge Luisa Vignoli.

Los incendios

El 21 de septiembre de 1928 se produjo el primer incendio y la gente que pasaba por Corrientes y Esmeralda corrió a ver las mujeres casi desnudas que corrían presurosas entre los espectadores y huían del fuego. No hubo muertes pero 5 meses tardaron las reparaciones del Maipo que ya había comprado Cairo. El arquitecto Valentí Brodsky remodeló el lobby, lo ornamentó con motivos de bajo relieve; saneó el escenario y los camarines dañados y convirtió a la sala en un cabaret francés. Lorenzo Paravichini motivaba al público. Se estrenó “El rosario” comedia con Ernesto Vilches, el 17 de abril de 1929 y se alternaba la revista con este tipo de teatro de comedias conforme a la dirección artística de Ivo Pelay. De su mano, apareció un joven talentoso, culto e imaginativo: se llamaba Luis César Amadori. Azucena Maizani entra en escena. Pasa el tiempo. Siguen los cambios y es en el ’36 cuando el Maipo se dedica totalmente a la revista y a obras donde Libertad Lamarque, Pedro Quartucci, el francés Maurice Chevallier, Charlo, Pepe Arias y la mexicana Rosita Moreno despliegan su arte. Y mientras Sofía Bozán cantaba tangos, las rubias Frances Wriag y Geraldine Pique intervenían en “Las alegres rubias del Maipo”. En la década del ’40 Mapy Cortés estrenó “María la O” mientras Blackie (Paloma Efron) cantaba dulces canciones en inglés

El 6 de septiembre de 1943 se produjo el segundo incendio
que cobró tres muertes. Pablo Palitos y Dringue Farías se habían acoplado al elenco. Un mes y medio después el espectáculo continuó. En 1944 Amadori compra el teatro: se añaden figuras como Fanny Navarro, Marcos Kaplán. Y tantas más: Tito Luciardo, José Marrone, Juanita Martínez, Ámbar la Fox, Tato Bores, Pepe Iglesias, Juan Verdaguer, Lucio Milena, y las orquesta de Pugliese, Canaro, D’Arienzo, por nombrar algunos. Se festeja el centenario con “Gran despiplume en el Maipo”. Nélida Lobato que había heredado el cetro de la súper diva Nélida Roca, luce sus dotes acompañada por Xenia Monti, Jorge Porcel, Juan Carlos Altavista y Norman Brisky. Enfrente estaba la Richmond, confitería ligada históricamente al Maipo. Allí Discépolo escribe Cambalache y Amadori le ayuda “Poné Camera y San Martín”, le dice y se completa el verso: “Mezclaos con Stavinsky /van don Bosco y la Mignon/don Chico y Napoleón/Camera y San Martín.” Camera era un boxeador, campeón mundial de peso pesado. Allá por el ‘60 y pico llega la “Cochinelle” primer travesti francés que “hace roncha” en Buenos Aires.

Un complejo de primera

Amadori sigue al frente hasta su muerte, en 1977. Lo hereda su hijo quien sufre los avatares de la dictadura y continúa hasta que puede con su regencia. Luego, por un largo tiempo las luces se apagaron y el Maipo se llamó a silencio. Hasta que en 1994 lo compra Lino Patalano, lo remoza y crea el grupo Maipo. Este último es una sociedad anónima que regentea la actual empresa. El complejo tiene dos salas más agregadas al recinto principal. En el primer piso, está el Espacio Luis Mottura donde funciona el coqueto Maipo Restaurante. En el segundo, el Espacio María Luz Regas donde el Club del Maipo ofrece otra sala para espectáculos y una boutique donde se compran videos, posters, tarjetas y demás vituallas de Julio Bocca, Enrique Pinti, Nini Marshall, Eleonora Cassán, Les Luthiers y muchos otros artistas.

Maipo Cocina

“Ofrecemos cocina mediterránea con un toque de modernidad” explica solícito Omar Bianchi (ex Lola), gerente general del coqueto restaurante, todo vestido de negro: paredes, mostrador, mesas y manteles negros. “En este lugar, Luis César Amadori tenía sus oficinas. Aquí cocinaba para su mujer, Zully Moreno y sus amigos que salían del teatro y lo iban a visitar.” “Allí también funcionaba la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina y se producían películas” memora Norberto Campara, administrativo que ingresó al Maipo en el ’50 y ayudó en estas producciones. Hoy es asesor del directorio del complejo“Eran muchos los ruidos que hacían pensar en un fantasma que habitaba el lugar, hasta que Amadori descubrió que Cepillito, un empleado, vivía allí y hasta se había construido pieza y baño en la terraza”, sonríe.
Y sigue Bianchi “Un día, Lino Patalano y la cocinera Paula de Felipe, discípula de Dolly Irigoyen, pensaron en agregar a la oferta del complejo un restaurante. No existe en muchos lados la incorporación del restaurante a un teatro, excepto en París y Nueva York.”, indica. También explica la presencia de extraños adornos: “Estos maniquíes están vestidos con una colección que Renata Schussheim preparó para Julio Bocca. Antes se mostró el vestuario de Nélida Roca. La gente viene, saca fotos, se recrea con esta idea. Los cuadros colgados siempre son de colecciones famosas. Es un espacio de arte para que el público se familiarice con la indumentaria de la obra y sus artistas. El pensamiento es acercar a la gente al arte. Y si la gente fue al teatro, continuar con el clima teatral. Si no fue, porque el restaurante funciona independientemente, creárselo para insinuar una velada intima y personal”, concluye.


Mientras Enrique Pinti asegura: “Aquí comí como los dioses”, Norma Aleandro afirma “pasé una velada inolvidable” y Julio Bocca remata “Estoy feliz aquí: tengo mi mesa, como “rico” y puedo seguir el estricto régimen que me exige mi trabajo, con exquisitas combinaciones”.
El lugar tiene capacidad para 75 mesas, hace 250 cubiertos semanales y ofrece Carpaccio de portobellas confite con papines escalfados ó escabeche de conejo y pulpo con cebollitas tiernas y berro ó brochette capresse con tomates cherry confitados en oliva y perfumado en vainillas como algunas exquisiteces para entrar. Trillas a la plancha y con verduras grilladas en vinagreta de almendras o raviolones de masa azafranada rellenos de caviar de berenjenas con tomates confites, olivas y queso de cabra con suave crema de zanahoria. De postre, Mouse de frutas rojas en camisa de amapola; torta Maipo de crema de almendras y frutas frescas, son algunas propuestas. Hay dos ofertas combinadas de entrada al teatro y menú fijo que cuestan: una $60 y otra $80, las dos con bebida incluida. El paquete se saca en la ventanilla del teatro. El chef, Sebastián Ramos, tiene 30 años. El pastelero, Leandro Gardiol, 20. Los mozos, con delantales negros, esperan a los comensales para bien tratarlos con discreción y finos modales.


Nuevo, el Maipo sigue destilando bellas luces. Fuerza iluminadora. Pluma y lentejuela. Altar donde estrenó Gardel su noche triste o complejo moderno y funcional, es siempre un ofrecimiento artístico que justifica una especial observación, cuando se está de paseo en esta inexplicable Buenos Aires.


Para visitas guiadas conectarse con Gonzalo Fonsea al
T 011 4 394 2335 de 09 a 18.00.Más información: www.maipo.com.ar

vil60per@yahoo.com.ar

No hay comentarios: