jueves, 16 de agosto de 2007

Serie: Paseos Por Buenos Aires

"CASITAS BARATAS EN EL ALMA DE FLORES SUR"

Las ordenanzas para la construcción de este tipo de viviendas datan de 1926. Tal era la necesidad para las políticas liberales de la época, de convocar la inmigración y ofrecerles vivienda. Los conventillos, las casas de lata de la Boca y las casa “chorizo”, ya no alcanzaban.
Antes, ya en tiempo de la colonia, se había pensado en derredor de esta necesidad. Tuvieron antecedentes: las casitas becquerianas que se trazaron en las llamadas mini manzanas o manzanas tallarín, constaban de dos pisos y un jardín. Las casitas baratas también tenían dos pisos y las veredas y las calles eran el patio donde todos los chicos del barrio jugaban y los mayores leían el diario en las tardecitas porteñas. Los días de fiesta se compartía en la calle: navidad, año nuevo, festividades de todo tipo. Se cerraban las calles y se compartía. Las becquerianas eran más arregladas; las compraron gente de clase media u obreros calificados. Las de Flores, más humildes, estaban pensadas para obreros que las pagaban en cuota o las alquilaban.

Un poco de historia

Las tierras donde se construyó este barrio de "casitas baratas" pertenecían a los herederos de Juan Treglia y Franco. Funcionó allí durante muchos años la quinta Santa Clara, que proveía de verduras a la zona.
Según el testimonio vivencial del Arq. Eduardo Gábor, dicha quinta "estaba regada por las aguas del arroyo que corría zigzagueante por los actuales Pasajes Robertson, Fabré y Nepper; en la actualidad, entubado, corre bajo la calle Rivera Indarte. Podemos comprobar la existencia del arroyo al viajar en el subte "E": al partir de la estación Varela hacia el centro, apreciamos que desciende en una suave pendiente y luego inicia el ascenso hasta nivelarse", expresa.
El predio destinado a las casitas baratas, no fue ocupado en su totalidad, ya que los frentes de los lotes que dan a Varela se vendieron a particulares.
De modo que los límites precisos del Barrio Varela, como lo dio en llamar el municipio al construirlo son: Av. Eva Perón, Nepper, Santander, Rivera Indarte, Navarro Viola, Asamblea, Ramón y Cajal, Zuviría y Renán.

En 1924 se sortearon los primeros 100 propietarios y al año siguiente, en una ceremonia oficial, se entregaron las llaves a sus nuevos dueños.
En 1928 se planificó arbolar las calles y al año siguiente se construyeron las veredas y aceras. A partir de 1939 se inician los trabajos de pavimentación de los pasajes interiores y las calles adyacentes.

Inundaciones y desagües

Como el Riachuelo tiene muy poca pendiente en su desembocadura, sus aguas llegan al Río de la Plata con mucha lentitud. Aquí las afectan las mareas del estuario y los vientos, especialmente las sudestadas, que muchas veces las hacen volver atrás. Este movimiento favorece la decantación de la tierra en suspensión, que cae hacia el fondo y allí se queda, taponando la entrada del Riachuelo.
La inaccesibilidad de calles y veredas en épocas de lluvias abundantes y la carencia de las más elementales condiciones de higiene y salubridad dejaron al Bajo Flores y sectores aledaños, completamente aislados y desprotegidos durante largas temporadas.
En fin, la conclusión es que el Bajo Flores, y más específicamente el sector que nos ocupa, es inundable.

Las Casitas Baratas

Todas las viviendas tienen un pasillo de 1 metro de ancho que comunica a la calle con el patio trasero. Esto obedece a la necesidad de entrar el carbón o la leña con que funcionaban las cocinas económicas . También por él se accedía a la cámara interceptora de grasas que evitaba que el agua de la cocina ingresara con sólidos al sistema.
Al finalizar el corredor interno y paralelo a la puerta de entrada de la casa, está la escalera de cedro que conduce a la planta alta.
En el primer descanso de la escalera, hay una habitación de 2,60 x 2,40 metros que da a la calle. Subiendo un segundo tramo, se llega a un corredor que comunica con dos habitaciones de 3,50 por 4 metros.
Había un gran tanque cilíndrico para agua fría y para agua caliente que se reemplazó con el agua corriente.
La Compañía Primitiva de Gas mandó medidores y facilitó calentadores con dos hornallas. Los medidores se colocaron en la cocina y se depositaban en el banco, en la cuenta de esa empresa,$0,20 para usar el gas. Mensualmente pasaba el cobrador y retiraba el dinero acumulado, que debía coincidir con lo que indicaba el medidor. Después, cambió el sistema con la llegada del gas natural.
Los pliegos de condiciones determinaban que las viviendas tuvieran instalación completa de cloacas domiciliarias listas para ser conectadas a la red, tan pronto como ésta fuera establecida. Los techos son de chapa acanalada y los cielorrasos armados recubiertos con yeso.
Hay un primer intento de aplicar una cierta racionalización al sistema constructivo tradicional que hace posible la estandarización de elementos constructivos, logrando que el costo real sea consecuente con lo exigido por la Ley de Casas Baratas.

Hay que salvarla de la inundación

Debido a las irregularidades del terreno y su pendiente, que transformaban a las calles en arroyos torrentosos en época de lluvias, se construyó una gran plataforma de hormigón armado apoyada en una robusta estructura de arcos de ladrillo cuyas bases, de alturas variables, buscan la base sólida del terreno, que ha sido trabajado previamente con la técnica del "Pozo Romano", rellenando con piedras, cascotes, escorias, cenizas, basura, etc., para nivelarlo.
Sobre esa losa de hormigón armado, se construyeron las "casitas baratas" entre Rivera Indarte y Nepper, para salvar el arroyo al que ya aludimos.
A medida que los propietarios fueron "descubriendo" esa superficie de terreno factible de ser utilizado, en el subsuelo de su vivienda, delimitaron su espacio, construyendo las medianeras y obteniendo así aproximadamente 30 m2 "extra". Allí han instalado depósitos, dormitorios, bibliotecas, etc. Y al darle, sin suficientes preocupaciones, otro destino, el precio a pagar resultó muy alto.
Los hay con pisos de baldosas o madera e incluso alfombrados. Algunos están muy bien impermeabilizados. Pero la ambición válida que llevó a incorporar ese volumen extra en la vivienda, hizo que la mayoría olvidase el límite que la naturaleza y la imperfección de las obras públicas imponían: cualquier lluvia importante produce la inundación de estos sótanos, con sus consiguientes molestias y perjuicios.

Modificaciones

Lo armonioso del diseño exterior y el paso del tiempo han agregado encanto a estas viviendas, que en su interior adolecen de fallas serias:

1) Las cocinas son pequeñas y oscuras. No hay en ellas lugar para comer y, tampoco existe comunicación directa con el comedor.
2) Tienen un sólo baño, en planta baja.
3) Existe un espacio residual en la planta alta, como prolongación del pasillo, de solo 1 metro de ancho, sin destino alguno.
4) Hay dependencia de paso en los dormitorios de planta alta. (Es necesario pasar por el dormitorio de adelante para llegar al de atrás).
5) Como consecuencia de la época de construcción, no existen placard
6) Si bien toda la casa tenía instalación eléctrica, sólo había tomacorrientes en la cocina, ya que en esos años los electrodomésticos prácticamente no existían.

Todo esto se unió a los deterioros lógicos que han sufrido por el paso del tiempo. Algunas de las 50 casas originales ni siquiera evidencian haber sido pintadas en estos últimos setenta años. Otras 37 muestran solo leves cambios: algún revestimiento, pintura, rejas. La mayoría de las modelaciones han sido realizadas con criterio estético respecto a la línea original. Así, las casitas mantienen su antigua belleza y su dignidad: como señoras de buena condición, aunque les cambien el maquillaje y tengan los pies mojados, continúan con el sombrero puesto: las cornisas (cuerpo saliente que sirve de remate) permanecen. Es que en este barrio, se diseñaron cornisas de distintos tipos, donde aparecen las disímiles corrientes estilísticas de la época: entre el academicista y el neocolonial, advertimos también Art.-decó, secesión vienesa, orientalismo, etc.
La cornisa termina el edificio, lo corona. Nada se le puede agregar sin alterarlo. No obstante, se le agregan balcones, quinchos, barandas, otros pisos, tejas, mayólicas, chapas, antenas de televisión, ropa tendida y otras etcéteras. Todo bien y todo mal en estas casitas del Bajo Flores: si hubiera un buen control… Hay un pensamiento que conviene recordar: Seria autoritario y antieconómico procurar la destrucción de lo que ya existe, pero sumamente beneficioso ejercer el control que evite los desatinos futuros, para preservar la armonía y serena belleza de estas calles y pasajes arbolados donde aún se oye cantar a los pájaros y se ve jugar a los chicos en la calle. Ojalá que así sea.


Vilma Lilia Osella

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