BOEDO: LA ÑATA CONTRA EL VIDRIO
Es el único barrio porteño que toma el nombre de una calle que lo caracteriza. Fue en 1882, cuando se homenajeó a Mariano Boedo, brillante jurisconsulto que dedicó su vida a la causa de la Independencia y fue vicepresidente en 1816 y luego en 1817, presidente del Congreso de Tucumán.
La avenida Boedo, la avenida Caseros, la avenida La Plata y la avenida Independencia circunvalan este barrio residencial y tranquilo, de casas bajas y antiguas que contrastan con modernos edificios.
Allí, donde antes había tambos, hornos de ladrillo, molinos panaderos, almacenes y alguna pulpería. Donde a principios de siglo dominaba en sus esquinas la presencia de malevos y poetas; donde el tango se paseaba en cafetines, vivió, remodeló y sufrió el tango Homero Manzi. Su mayor éxito es haber convertido las letras tangueras en poemas. Hoy, la esquina más famosa del barrio es San Juan y Boedo, sitio donde el café Del Aeroplano que luego se llamó Nipón y más tarde Canadian, se convirtió en el bar Homero Manzi. Es que dicen que fue allí donde el poeta escribió el tango Sur y donde acudía a tomar su café mañanero, a leer el diario y a escribir. Hoy, el lugar es Sitio Histórico y recientemente se lo declaró área de Protección Histórica.
Los palcos a los que se accede por una impecable escalera de madera; las paredes, revestidas también de madera; una buena comida y dos show por noche, caracterizan hoy al lugar, al que acuden turistas y porteños que rescatan estos bares históricos de las internacionales cadenas de fast food. No faltan en sus adornadas paredes las fotos de Manzi y la de los famosos que lo frecuentaron. Una chopera antigua luce sus brillosos metales y los guías turísticos de la Subsecretaría de Turismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se complacen en la narrativa culta del lugar.
Otras ofertas tangueras
Otro bar notable es, en Boedo, lugar emblemático: el Café Margot. Sitio frecuentado por los boxeadores Gatica y Ringo Bonavena ; donde Tato Bores grabó alguna vez su Good Show. Está ubicado a una cuadra y media del Homero Manzi, nació en 1992 y tuvo una mascota: el gato negro “Mingo”a quien todos acariciaban sin ninguna superstición. Sin embargo, esta esquina de Boedo y San Ignacio apareció en 1904 y desde hace 101 años es un espacio vinculado con la gastronomía. El bar que duró más tiempo fue “El Trianón”. Allí se levantaba el palco en carnaval y funcionaba el Comité Socialista. Allí poetas y escritores sustentaban su bohemia. Dicen que una vez, Juan Domingo Perón, hizo detener su comitiva que se dirigía con él a una importante inauguración, para probar el sándwich de pavita: un imperdible del lugar.
Hoy poetas, pintores y escritores siguen juntándose en tertulias donde se presentan libros y se lee poesía.
Hay otros café importantes en Boedo: el Dante donde se reúnen los directivos y jugadores de San Lorenzo y La Puñalada que albergó mucho tiempo a los hinchas y jugadores de Huracán y donde reinó el poeta Julián Centeya. El club San Lorenzo de Almagro construyó su estadio en este barrio en 1908 pero se demolió y dejó lugar a un centro de compras. Hoy, mudado de barrio, el Nuevo Gasómetro se emplaza en Perito Moreno y Varela y forma parte de la Ciudad Deportiva del club.
Barrio laico, de ideas progresistas, Boedo sólo luce una sola iglesia de estilo romántico, con una única torre y un altar central: San Bartolomé Apóstol.
Vilma Lilia Osella
vil60per@yahoo.com.ar
jueves, 16 de agosto de 2007
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