Especial de Vilma Lilia Osella
A 106 Km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, está San Miguel del Monte. Allí una posada de corte suizo ofrece descanso y confort. La historia destila en su pueblo apacible hoy, otrora lugar donde Juan Manuel de Rosas preparaba sus estrategias históricas y políticas. La laguna es la delicia de pescadores.
El pasado 18 de noviembre, San Miguel del Monte cumplió, según recopilaciones realizadas por prestigiosos investigadores en los archivos generales de la nación, 221 años de vida. El visionario Virrey Vértiz, mandó construir en 1776, fuertes en la actual provincia de Buenos Aires, en medio de la vastedad del campo y el cielo, para contener a los malones. Fue el 18 de noviembre de 1779, cuando se empezó a levantar en este sitio la capilla de San Miguel Arcángel: es que siempre la advocación de un santo protegía los puestos construidos por los españoles. Esta, la pidieron los mismos milicianos, los que derivan en “Los colorados del monte” cuando Juan Manuel de Rosas ( cuyo rancho todavía se conserva en la ciudad, a sólo dos cuadras de la plaza principal) conformó las milicias rurales. Y en el 5° Cuerpo del Ejército, después. Y esa es la fecha que se toma como fundacional en esta pintoresca ciudad de la extensa provincia de Buenos Aires. Esos gauchos ataviados con camiseta y chiripás rojos desfilaron el domingo 19 cuando las fiestas patronales continuaban con columnas de caballos criollos y fogones en las veredas y las calles céntricas de la ciudad.
Además del Rancho de Rosas, se pueden visitar la casa del “Carancho González”, lugarteniente de Rosas; los túneles ubicados debajo de la escuela N°16, de una antigüedad de más de 200 años, que cruzan hasta la Plaza Virrey Vértiz la que los montenses llaman Plaza España.; la Plaza Adolfo Alsina, a la que rodean el Palacio Municipal, la Iglesia y los bares frecuentados por los jóvenes y en la que juegan diariamente los chicos del lugar.
La laguna dorada
La historia marca a esta localidad que se levanta a la vera de la llamada Laguna de Monte que tiene un perímetro de 15 Km. y unas 720 Has. Y en una flora y fauna “variopinta”.
Los deportes náuticos, el esquí, el wind surf, el jet ski, la motonáutica, se ven en este importante espejo de agua que por el arroyo “El Totoral” y el arroyito “El Rosario” culmina su recorrido en el río Salado. Pero lo que la caracteriza es la pesca: dentudos, carpas, tarariras, bagres y el rey de reyes: el pejerrey.
Y estos pescadores tienen camping, hosterías, hoteles, complejos y muchos lugares para comprar sus carnadas. Hubo un tiempo en que los peces escaseaban y dentro de un plan de recuperación, se plantaron con poca suerte: una bandada de bandurrias los comió sin piedad.
“No son generalmente los pescadores los clientes que componen nuestro targuet”, dicen Raquel y Bernardo Gatlen una pareja suizo argentina que desde hace seis años adoptó San Miguel del Monte como ciudad para vivir y trabajar. Y así es: cazadores de caza menor los visitan en invierno, y el resto de la clientela es ecléctica: malayos que compraron tres estancias cercanas para la cría y exportación a su país de petisos de polo; indios que llegan hasta una fábrica de insecticidas para agricultura que compraron en una localidad cercana; viajantes de empresas diversas; viajeros de fin de semana... pero por sobre todo ejecutivos que participan de workshop, seminarios y grupos de trabajo, para lo cual, el complejo tiene una respuesta contundente: un salón con capacidad para 200 personas, otro salón comedor, un restaurante de comida de autor y todo el equipo técnico necesario para presentaciones de producto o entrenamiento de personal.
La Posada Suiza
“Compramos hace 12 años, una casa cerca de la laguna y cerca de Buenos Aires, más precisamente a 106 Km. Vivíamos en las Barrancas de Belgrano y éramos prósperos comerciantes, hasta que nos agarró el corralito y decidimos vivir acá. Previamente fuimos arreglando la casa: el living, los cuartos ( dos abajo ), la cocina y los baños de la planta baja fue lo primero que edificamos. De esto hace 12 años. Luego la visita de amigos nos movió a construir más comodidades arriba. De a poco fuimos comprando terrenos aledaños y construyendo: la pileta, el parque, otro cuerpo con departamentos y otro con suites. Y cuando no pudimos comprar al lado, fuimos enfrente y preparamos un spa con sauna, ducha escocesa, finlandesa, jacuzzi y siete habitaciones en suite, dos con jacuzzi propio”, amplía Raquel. Mientras Bernardo, ingeniero civil, recibido en el cantón alemán de Suiza, su patria, asegura que no tiene formación hotelera pero sí sentido común, y conocimiento de las necesidades de los demás. “Limpieza, buena comida y buena cama” es lo que debe tener un buen albergue. Y con sus planos y maquetas debidamente controladas, compuso los cinco cuerpos que hoy tiene la Posada Suiza. “Dicen que la construcción es de estilo suizo pero no tiene un estilo. Es un poco lo que nos gusta, dibujamos, aprobamos los dos y construimos”. La decoración es obra de Raquel quien expresa sus ideas a una amiga porteña y ella las lleva a la práctica: “Todos los cuartos son distintos. Hoy tenemos en total 55 camas con cuartos standart, suite, suite con jacuzzi y departamentos. Todos con TV y baño privado”. También todos decorados con estilo propio. El buen gusto se adueñó del proyecto inicial y hoy la respuesta es un maridaje entre el violeta y el blanco en los techos y paredes que juegan con los ladrillos vistos o las tejas oscuras; el gris, el verde manzana, el amarillo y el natural en colchas y cortinas; el azul y el blanco en reposeras y sombrillas.
Desde el desayunador, de impecable factura, se ve el natatorio que para uso nocturno se ilumina con fibra óptica; el parque, que recibe la visita de pechitos amarillos, tordos, horneros, gorriones, zorzales. Y las flores: un impecable composée de geranios, rayitos de sol, rosas, y verdes de toda la gama circunda el proyecto que tiene programado ampliarse con más cuartos, otro comedor, un túnel que lleve a los congresales hasta la calle sin molestar a los bañistas y una pileta climatizada que ya está casi lista. Hay también Internet, DDI, gimnasio y bicicletas que, tempraneras viajan hacia la cercana laguna de Monte, allí donde algún canoero le pelea al agua; allí donde Juan Manuel de Rozas y su hija Manuelita se pasearon un día, en épocas cuando desde la vecina estancia Los Cerrillos, eran los protagonistas principales de la historia nacional.
Actividades recreativas: mountain bike, cabalgatas, treking, city tour, tenis, deportes náuticos (todas con instructores o guías).
Caza: caza menor en cotos privados: perdiz, paloma, liebre, pato (con instructor) Pesca: de costa y embarcado. Pejerrey y tararira (con guía)
Agencia de Viajes: vilen@fibertel.com.ar
Reservas con un mes de anticipación.
Rutas: Buenos Aires, Autopista Richieri. En Cañuelas desvío hacia la Ruta 3, hasta destino. Desde Rosario, Panamericana hasta Campana desvío por la Ruta 6 hasta Ruta 3 y allí hasta San Miguel del Monte. Desde Ezeiza Ruta 205 hasta la ruta 3 y allí a destino. Desde La Plata Ruta 215. Desde Ezeiza, tranfer privado (60 Km.)
( Esta nota se redactó en noviembre de 2006)
viernes, 4 de abril de 2008
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