viernes, 4 de abril de 2008

Hotel Del Casco: Pórtico Del Trabajo y El Placer

Especial de Vilma Lilia Osella

Es un espléndido “palazzo” neoclásico construido en 1892 por el arquitecto Mayol, para usarlo como residencia privada. Ubicado justo enfrente de la neogótica catedral de San Isidro, se emplaza el “Hotel del Casco”.

Elegante, impecablemente mantenido, confortable, el producto se ofrece como una posibilidad para la reunión ejecutiva, la noche de bodas, el aniversario, la gente del interior que huye del vértigo porteño y los “expatriados”, neologismo que se usa en hotelería para definir a quienes, por motivos de negocios, deben trasladarse transitoriamente a otro país con su familia a cuestas. Esta actualidad no fue un accidente ni un golpe de suerte para Ricardo Ruzal, su dueño, quien junto a Betina, una de sus dos hijas; Fernando, su hijo y Estela, su mujer, encara una moderna y ágil empresa familiar. Corrían los años 1992 y la intuición lo llevó a detenerse en un aviso clasificado “Casa 14 ambientes”…Y estaba a dos cuadras de su casa. Y daba para cumplir su sueño: crear un hotel que sirva a quienes desde Europa, vienen a visitar a sus parientes radicados en San Isidro. La intendencia no le dio el permiso, no lo habilitó y lo dejó con los planos y los planes truncos y una respuesta absurda:”San Isidro no necesita hoteles”. Una galería de arte primero, una agencia de publicidad después, habitaron el predio. Ricardo veía que no había mantenimiento alguno, que las molduras se desplomaban y pasaba por el lugar con el secreto deseo de que algún día los isidrenses se abrieran al avance de la rueda de la vida.


Y así fue: “En 2002 me dieron el permiso y me habilitaron después. Hicimos todo rápido y lo pusimos a punto. Compramos en diciembre y en abril del año próximo estábamos funcionando, previa recuperación integral. Un trabajo nada fácil en un sitio poco intervenido y tan antiguo.” Pero a Ricardo le gustan las tareas de mantenimiento y a Betina (técnica en diseño) y su madre las de decoración. Un maridaje que se completa con los conocimientos en sistemas de Fernando.
Hoy, las 12 habitaciones del impecable hotel boutique, ofrecen paz y un sano silencio: 2 de ellas son suites de lujo; otras 2, habitaciones de lujo y otras 2 más, ejecutivas. El resto, Standard. Todas están impecablemente decoradas. Paredes pintadas en rosa viejo, arena o verde inglés, un cuadro con impecable marco dorado a la hoja; carpintería metálica, puertas y pisos de madera originales. Muebles de distintos estilos. Baño con bañadera y duchas; TV por cable, frigobar, caja de seguridad, y una instalación inalámbrica (wifi) que permite la computación en cada cuarto. Hay otra computadora colectiva en la galería, cubierta ésta por un lucernario de vidrios incoloros y rojos que se abre en las cálidas noches de verano. Hay una mucama por cuarto. Hay servicio superpersonalizado. Hay capacidad para alojar minusválidos motrices con instalaciones especiales. Y una fina combinación de lo antiguo y la modernidad que nos instala en un ámbito sereno, para vivir una estadía grata y agiornada en jornadas de trabajo o de descanso.

Las novias son capítulo aparte para Betina, quien además de decorar, administra, diseña folletos, sigue de cerca el marketing y trata directamente con la cadena NA Town & Country Hotels. Se confiesa: “En una oportunidad tuve 5 novias O sea, 5 maquilladores, 5 modistas, 5 peinadores, 5 remis. Un horror. Hoy sólo recibimos 2 novias por sábado”. Y ellas vuelven, cuando cumplen el aniversario; o si se van a vivir al interior, cuando deben hacer trámites en Buenos Aires. También vuelven los ejecutivos y los expatriados se hacen amigos de la familia. Un éxito de comunicación: el pasajero vuelve.

Cruzando un patio exterior vestido con mesas, sillas, pisos de mosaicos de origen y una fuente que se esconde en una gruta original de la casa, recuperada por los actuales dueños, con troncos de cemento que la entornan y profusión vegetal en el entorno, está el desayunador. Patas de hierro y mármol en las mesas y muchas plantas interiores reciben al huésped para un servicio gastronómico internacional. También hay room service. Y un proyecto en marcha: diez habitaciones más, construidas en el edificio contiguo y un amplio patio con solarium y pileta. Toda una oferta este hotel boutique declarado Monumento Histórico por su tradicional arquitectura, sus amplias galerías, sus arcos de medio punto y desde donde se puede partir para disfrutar el casco histórico, o hacer náutica, ir al hipódromo, ver un partido del CASI, pasar una tarde en el Jockey o hacer un paseo de compras, en menos de 5 minutos de viaje. O simplemente caminar el silencio, oferta máxima de esta ciudad histórica que cumple sus 300 años con presencia distinguida. Y una fiesta oficial que se prepara en el más completo silencio, con cuidado, para fines de octubre.

Más datos: (011) 4 802 9299

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