jueves, 3 de abril de 2008

RESISTENCIA: Turismo Cultural

Especial de Vilma Lilia Osella

“La temporada aquí comienza en otoño, a fines de abril y principios de mayo, cuando la gente acude al Chaco en busca de aventura, pesca, salud pero el convocante mayor sigue siendo la cultura”, afirma Silvia Farias, directora de Turismo de la ciudad de Resistencia. “¿Cifras? Mientras en febrero y a propósito de los carnavales hay una ocupación del 35%, en abril, que es el mes de los aborígenes, mayo, junio y julio cuando la Bienal abre sus puertas, la confluencia de gente es del 83% de la capacidad instalada”. Marilin Cristófani, Subsecretaria de Cultura del Chaco, amplía: “Todas las áreas de la cultura son oferta en el Chaco. En el sudeste de la provincia está el “Parque de los meteoritos”. Centro de investigación e interpretación de la NASA, al que ellos denominan “campo del cielo”: tiene 4000 años y es un verdadero centro de interpretación del espacio.”
“Existe el “Coro Toba Chelaalapi”, que se traduce “Banda de Zorzales”.Orgullo chaqueño que acaba de grabar su CD “Chigioyi” (Espíritu del Monte) con 14 temas autóctonos de repercusión internacional. Ellos conforman sus instrumentos con elementos de la naturaleza: por ejemplo el violín es de lata y hay un zapallo hueco que sirve mucho en la percusión”, explica. Y en esto del desarrollo de lo autóctono hay más tela para cortar: se realiza en junio el “Encuentro Nacional del Folklore” y el “Encuentro Regional del Tango” (los ganadores del concurso incluido en este encuentro participan en el Certamen Tango en Buenos Aires).

En julio, en Roque Sáenz Peña, ciudad que ofrece aguas termales todo el año, la “Feria del Libro” y la “Feria del Libro regional chaqueño” atraen por igual. También se efectúa un “Encuentro de Escultura en Madera” que se repite en “San Martín” teniendo cada uno identidad propia.
Con 11 años de desempeño en el cargo, “Marilin” como llaman los chaqueños, ejercitó el arte de captar y concretar los recursos humanos que, en estas tierras son “un gran potencial cultural tanto en el ámbito público como en el privado. Un atributo al que no son ajenos los jóvenes”, dice. Para ejemplo hay dos encuentros que los convoca: “Chaco a todo rock” y “Musicanto joven”. Y concluye “En “El impenetrable”, tierra de wichis (antes llamados matacos, vocablo peyorativo que ellos pidieron dejar de usar) y de tobas, hay un “Centro Cultural y Artesanal” apoyado por la Fundación Chaco Artesanal, entidad que ayuda a los pueblos originarios de la zona”.
El “Complejo Cultural Guido Miranda”, prestigioso periodista, ensayista, historiador y sociólogo chaqueño, fue rehabilitado tras ardua gestión: “Era el tiempo en que el cine había sucumbido y se necesitaba rescatarlo. Entonces se compró el viejo edificio del cine, se recicló y hoy es un teatro y una sala de cine. Un cine nómada que se va al interior a llevar películas y un teatro con capacidad para 560 personas, ambiente climatizado y tecnología avanzada, donde se presentaron artistas de la música, el teatro y la danza y de todas las nacionalidades.”, se enorgullece la funcionaria a la que asisten muchos profesionales dedicados a la cultura en general.

La ciudad de las esculturas

Al lado de un graffiti en la pared blanca de una casa, o enfrente de un boliche nocturno hay una escultura en la vereda que nadie toca, que todos cuidan. “Fue una enseñanza que se impartió poco a poco” dice Ququi Bernini, una ex directora de escuelas ya jubilada con largos años en la docencia, consultada especialmente. “Los sábados salgo a pintar las paredes que los políticos o los contestatarios ensucian. Y voy con jóvenes con mucha conciencia y dedicación”, señala Fabriciano, docente secundario y terciario desde hace 29 años; titular del Departamento de Mantenimiento y Restauración de las Esculturas de la Ciudad y autor, (junto a Efraín Boglietti, uno de los creadores de El Fogón de los Arrieros quien deseaba inmortalizar una vieja aspiración de su hermano Aldo) de la idea de la Bienal que nació en 1998 y en este 2006 se realizará desde el 15 hasta el 22 de julio. “Desde su Gran Premio de Honor del Salón Nacional hasta la Medalla de Oro de los Juegos Olímpicos de Noruega; desde las obras monumentales de la Catedral de Resistencia hasta su participación en la Bienal de Venecia; desde sus concursos y premios en el exterior hasta sus obras que pueblan las calles de la Ciudad de las Esculturas; desde su taller, donde se materializan sus sueños creativos hasta la fachada de su hogar, muy pronto Museo Fabriciano; desde su cuerpo hasta su alma, todo evidencia su genio.”, define a Fabriciano Mimo Eidman, prestigiosa arquitecta y artista que arribó alguna vez a Resistencia convocada por la Fundación Urunday, también creada por Boglietti. Este nombre, el de urunday, es el de una madera del lugar, elemento que se usó en la primera convocatoria artística.

Amado y respetado por su pueblo, Fabriciano quien curiosamente se hace famoso por una escultura en nieve y otra en mármol, viniendo de la tierra de la madera, brega junto a los integrantes de esta fundación porque cada vez se realice mejor la muestra. Y se cuide este patrimonio que los artistas dejan, junto a una placa identificatoria, en la vereda de las apacibles y hermosas casas de sus habitantes, en los bulevares de sus avenidas, en una esquina cualquiera o en el Paseo de las Esculturas, donde se guardan los Premios de Honor de los 10 primeros concursos escultóricos de Resistencia. Cabe aclarar que las esculturas, 430 de los más destacados artistas del planeta, se compran, se exhiben, pero si uno se muda, no se las puede llevar: pertenecen a la comunidad. “La integración entre el artista y el chaqueño se afianza cada vez más. Un chico de la calle, Omar, se hizo amigo observando el trabajo de un belga, Gangol, quien representaba a la Real Academia de su país. Cuando finalizó la muestra, el escultor le regaló una pulsera”. Y hay mil anécdotas: otra vez un plástico se demoró para una cena final, obsesionado por su trabajo. Les preguntó a unos verduleros que tenían el negocio abierto, dónde tenía que ir. Ellos, que tampoco lo sabían, recorrieron toda la ciudad en moto, cargando al escultor, hasta que lo dejaron en el lugar indicado. “Otra vez un artista escuchó a un carpintero decirle”Lo que usted necesita es un martillo, yo se lo voy a traer” y así lo hizo. El escultor, que lo usó con éxito, terminó llevando a su país el martillo de regalo”, cuenta Fabriciano. Y aclara “La Bienal tiene un jurado oficial, uno de niños y otro de adultos. El jurado usa conceptos técnicos para las premiaciones que no son muy bien vistos por la gente, quienes aún en función de jurado, mezclan sus emociones en la elección artística. Obvio, el premio lo establece el jurado oficial”.
En el marco de la plástica, Alfredo Santiago Pértile, llamado el “pintor del Chaco” y creador de la Escuela de Bellas Artes dejó como legado una importante obra y fue el eje alrededor del cual se desarrollaron importantes personalidades de la cultura chaqueña, como Félix Barletta, Domingo Arena, Gesualdi, Julio César Vergottini, Beatriz Moreno, Humberto Gómez Lollo y el mismo Fabriciano, por nombrar algunos.

Y hay más

Otros atractivos de la ciudad son la Peña Martín Fierro: empanadas, asado y todo tipo de comida típica se saborean todo el año en esta blanca casona, mientras se escucha música o se disfrutan espectáculos autóctonos. Y el Fogón de los Arrieros, de los ya nombrados hermanos Boglietti: toda una institución donde conviven Petorutti con Carlos Monzón. Como un museo o una caja de sorpresas, se atesoran en el lugar las manifestaciones artísticas memorables de Resistencia.
En su vereda, se ubicó la tumba del perro Fernando, un animal vagabundo amado por los chaqueños de la década del ’50, que se transformó en símbolo de la amistad. También tiene una escultura.

El Paseo de los Artistas y Artesanos es un amplio espacio verde que rodea el Museo de Ciencias Naturales. Todos los domingos los artistas chaqueños exponen sus pinturas, artesanías, grabados y demás manifestaciones. Algo parecido ocurre en la Plaza 25 de Mayo de 1810: es una superficie de 4 manzanas ubicadas en el centro de la ciudad; un verdadero botánico natural adornado con monumentos, estatuas y esculturas de importancia. En uno de sus ángulos, se ve la catedral, con dos esculturas gigantes de Fabriciano, trabajadas en mármol de Carrara, con superficies rugosas y lisas en contraste. Y en otro ángulo, los domingos se exhiben artesanías.
El Parque Norte Caraguatá con bañados, palmeras, lagunas habitadas por animales autóctonos; el Parque 2 de febrero, fecha en que llegaron las familias italianas a poblar la ciudad, son dos propuestas verdes para oxigenarse. El Museo Provincial del Hombre Chaqueño; el de Medios de Comunicación, también invitan a visitarlos.
Sobre la ribera derecha del Paraná y en la ciudad de Barranqueras, a 7 kilómetros de Resistencia está el Puerto de Barranqueras, eje de la integración de los países de la región.

No llega a tener 130 años. Sin embargo, Resistencia tiene su propia historia. La de una ciudad creada por inmigrantes, la de un pueblo con un registro distinto donde el arte se le entrama; con una vegetación cuidada y húmeda gracias a su vecino, el Paraná; con una gente cálida que sabe recibir al artista, integrarse, ampliar su vocabulario en relación a este fenómeno especial que la convierte en uno de los destinos culturales más importantes del país. Merece situarse, entre los argentinos, como lo está haciendo en el resto del mundo, en un motivo de interés, para visitarla tentado por alguna de sus propuestas y, de paso, conocer el resto del entorno que bien vale la pena.

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