jueves, 3 de abril de 2008

El Tigre En Otoño



Especial de Vilma Lilia Osella

Usted habrá llegado a la mañana a la ciudad de Tigre y para estacionar el auto, cuando no encontró lugar en los ubicaciones techadas frente a la Estación Fluvial, retomó despacio, recorriendo el paseo Lavalle – Victorica y empezó a otear las bellas propuestas del otoño. Están en los canteros con amarillos pensamientos y begonias de suave color durazno suave. En los árboles, en el río que refleja el sol con canora melodía de marinero. Y una vez ubicado el tú tú, se dirigió al puerto y en el muelle, embarcó para el Delta. Barcos viejos, el Parque de la Costa que no brilla y espera, .lanchas estacionadas, un casal de brasileños enamorado, otro de canadienses gay que no se cansan de fotografiar y comentar, criollos tomando mate con tortitas negras y la lancha sonora de la Interisleña que pasa por el edificio de la Prefectura y dobla por el río Capitán con una oferta misteriosa: la luz se cuela por los pinos, otra lancha combustible con gas se desplaza por las aguas: ocres, amarillos, negros, marrones, verdes claros y oscuros le golpearán la retina desde la arboleda. Rosa, para los techos de las casas nuevas, y otro rosa importado de México más allá, y blanco y azul para otra propuesta lacustre bien alta “para que lo mejor de la casa no se moje con la suestada”que apuraba a Tita Merello en “Los Isleros” ¿se acuerda?

Y en el aquí y ahora, seguirá mirando embelesado la sinfonía de colores mientras un isleño corta prolijo el césped, los perros juguetean en los parques y hasta alguno se pasea en lancha con su dueño. Solos, los espacios que en temporada se usan para promociones; verde claro en los sauces que no lloran, rojo en algún follaje y bordó en los pinos. Una delicia las cortaderas que avanzan hacia el río. Minuciosos los ligustros cortados simétricamente para delimitar; clásicos techos de tejas rojos o verde inglés, o azules o grises para las paredes blancas.. Hamacas paraguayas, sillas rojas, azules, verdes, en los parques... Los muelles reciclados: los verá de madera lustrada, o pintados de blanco, negro y hasta verde manzana... algunos techados, otros de hierro o de caño o de aluminio. Varios tienen nombre desde siempre: Villa Graciela, Pachinika, Atardecer, La Terraza; otros, los agregaron ahora. Novedades que incorporaron los insulares habitantes de este vergel:
“Es que sabemos que se terminó el tiempo de tirar la caña en cualquier lado y pescar. Hay que compartir con otros argentinos, con extranjeros que nos visitan todo el tiempo. Y ponerle un poco de atención a las casas, los parques, los muelles”, dicen los tigrenses entre contentos y resignados.

Hacia La Ruta De La Cerveza

De pronto el río se ensancha. Hay un ritmo que no es continuidad sino recambio, y usted sentirá que es uno en el Todo y todo en Uno y se relajará, se complacerá de tanta belleza, de tanta paz mientras el sol se espeja en las amarronadas aguas de lecho de arena. Estas son las monedas que Dios le ha dado en pago de tantos días de stress, de problemas y otras dolencias llevaderas. No sentirá en el cuerpo los sesenta minutos trajinados en la lancha para llegar a la boca del arroyo Rama Negra, un árbol que señalizó este lugar donde otrora hacían una pausa los marineros. Y, mientras escucha la afinación de los pájaros y el profundo silencio de las islas, caminará sobre lajas unos 300 metros para encontrar Alpenhauss, reducto alemán que refleja el Tirol y la Bavaria, porque sus dueños, Susana y Guillermo Krieg, así lo quisieron. Susana desciende de austriacos y Guillermo, de suizos- alemanes de Bavaria y desde 1995 trabajan juntos para cambiar, mejorar, enriquecer y agiornar esta oferta centroeuropea, donde se vive un otoño especial. Traían la experiencia de varios años en una hostería de Villa Gesell, donde a los dos días de casados se instalaron con la mamá de Guillermo, cocinera de ley. Los dos son remeros. Se conocieron en Teutón, un club del Tigre que se trasladó ya hace mucho al río Luján. Hoy además de las actividades empresarias, entrenan a quien quiera despuntar sus pininos en el remo, en un arroyo cercano, el de las Gaviotas, desde donde se atisba un monte de álamos que alberga nutrias y carpinchos.
Y cuando usted llegue y vea en el parque la pileta con yacuzzi no extrañará para nada el verano ( los europeos la usan igual), porque Susana, Sussanne cuando pinta o saca fotografías, o mejora su página web, o fabrica los deliciosos platos que ofrece en sus alemanas mesas, lo llevará a ver más árboles, los amplios bungalow de estilo bávaro, climatizados, con living propio, balcón al río, frigobar, CD Player, DDI, TV Satelital, bañeras con hidromasajes y caja de seguridad. También las dos cabañas de estilo alpino y la curiosa casa del libretista de Tato Bores, César Bruto, la cual Guillermo, hábil constructor, carpintero, paisajista de puro estilo “made in casa”, trasladó, reacondicionó y hoy alquila con su cocina de los años ’50, sus bancos de madera en el balcón y en el living, calentador, biblioteca con libros propios y demás trastos a los que le añadió confort en colchas, baño y accesorios. “Cada oferta tiene su horno de barro, su parrilla, su individualidad. Hay una planta potabilizadora de líquidos cloacales y otra para el agua potable”, remarca Sussanne, lo que confiere seguridad al huésped.

En la alemana casa principal, dos ofertas le darán la bienvenida: el quincho, con hogar a leña, que está debajo del comedor principal, con columnas de concreto, decoradas con delantales de cocina de imprimé alemán( los conocidos dirndl), una barra que tapa la cocina a la vista, aparadores de madera campestre y cientos de fotos, cuadros, abalorios y muñecos alemanes en las paredes, en el techo, en los petit muebles. De allí salen las minutas y la parrilla. Subiendo, un ventanal de claros vidrios remarcados con madera trabajada con corazones y figuras geométricas, (made in Guillermo) permitirá gozar la luz vibrante, el verde de los álamos y el Puente de los Enamorados, que enmarca el tranquilo río. Y luego el comedor, con manteles pintados con figuras de mujeres alemanas del Tirol en rojo, azul y blanco, luciendo los clásicos delantales y cobertores rojos. Una chopera doble que tira la mejor cerveza alemana, rubia y suave. Un reloj cucú comprado en la Selva Negra, platos, muñecas chicas y gigantes, shop de colección ( uno de la Cervecería Quilmes de 1901), pocillos, libros de recetas vienesas, animalitos, campanas del Tirol, más cuadros y fotos de Sussanne, móviles con brujas, gnomos, hadas y los especiales Hummel Figuren porcelana Goebel de la mejor. En ese ambiente, usted puede degustar cuatro clases de goulach, niños envueltos, costillas de cerdo ahumadas, leberkäse todo con repollo colorado, salsa de mostaza y bolas de papas gigantes. O salchichas, o hamburguesas, o fondee, o conejo, o pastas... todo alemán, todo exquisito. Tiene vinos, agua y gaseosas a su disposición, pero la rubia cerveza alemana que le contamos, le conviene. Hay fiambres alemanes comprados en Villa Ballester y postres caseros austriacos y no se paga más de 50 por persona , todo incluido (ver ofertas aparte).

Por la tarde, visitar el comedor flotante y una caminata al lado del río se imponen: el crujir de la madera del muelle que acarician las aguas y el tenue ruido de las sigilosas lanchas, le darán una pincelada placentera. También puede admirar las casuarinas, los liquidámbar y otros robles de ramas bordó ( el de los pantanos, por ejemplo), el guingo guilova, que es el que luce amarillo, los pindó traídos de Entre Ríos, jacarandaes recién plantados que avanzan lentamente, la oreja de elefante y pomelos, kinotos, lima limón y otros cítricos transplantados de la mano de Sussanne y Guillermo. Si quiere puede quedarse a la noche y descubrir los ruidos de la isla y el murmullo del arroyo; o mirar el ocaso desde alguna ventana. De todas manera ya se habrá bebido el otoño. Esta cronista se fue al atardecer, desandó las lajas del camino, sorbió el silencio cortado por algún perro rezongón, repasó en la memoria lo vivido y llegó al muelle. A su lado, un muchacho de unos 18 años, pintor de brocha gorda confeso, susurró : “ Qué hermosa es la tarde y la naturaleza en el Delta ¿no? ¿Las tendremos mucho tiempo más?” .


Particularidades

•El hospedaje de Fin de Semana incluye: Desayuno, acceso a todas las instalaciones y una sesión de masajes.
•Hay gimnasio, sauna y aparatos de uso libre y techo cubierto.
.Wakeboard a cargo de la Profesional: Gabriela Díaz
.Excursiones de pesca con guía y carnada
Caminatas: más de 3 kilómetros de senderos.
Safaris fotográficos
Birds Watching
Paseos nocturnos en lancha a la luz de la luna
Escuela de remo
Canoas Indias.

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Ruta 9- Ramal Tigre Hasta Rotonda de Tigre
Ruta 8 – Camino del Buen Aire- Ramal Tigre hasta Rotonda de Tigre
www.alphenhaus.com.ar
alpenhause@enterate.com.ar
T 54 11 4728 1422 * 4731 4526
FAX 54 11 47285422
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Desde Buenos Aires a Tigre:
.por tren TBA o en micro 60 o 21 hasta la estacion de trenes de Tigre.
•En automóvil, por ramal a Tigre del acceso Norte. (Los automovilistas tienen diversos estacionamientos frente a la Estación Fluvial, techados).
A Alpenhaus
•Desde la estación fluvial (stand Alpenhaus) se viaja via "Ínter isleña" (lanchas colectivas) o lancha privada hasta las instalaciones.

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