martes, 14 de agosto de 2007

Serie: Paseos Por Buenos Aires

BARRACAS: historia de bajos y altos

Santa Lucía es la patrona de este barrio porteño, cuya historia da para largo. Desde 1783, existió allí un oratorio dedicado a la santa, dentro de una coqueta quinta que la familia Alquizaleta disfrutaba en ese lugar.
En 1887, la Iglesia compró el predio y construyó el templo actual. Allí, el 13 de diciembre de aquel año se ofició la primera misa. Y desde entonces se festejan ese día las fiestas patronales, que son unencuentro de los fieles y de toda la población.

Esta iglesia no es la única que prevalece en el barrio. Está también Santa Felicitas ubicada en la
que fuera la quinta de Martín de Alzaga. Muy cerca.la familia Guerrero tenía también su quinta. El nieto del otrora héroe de la reconquista, cincuentón, se casó con Felicitas, de 18 años.
Nacieron dos hijos de ese matrimonio que murieron niños. Ya viuda, Felicitas brilló nuevamente en los salones de la sociedad porteña y se puso de novia con Sáenz Valiente. Otro aristócrata, Enrique Ocampo, locamente enamorado de ella, muerto de celos, la mató por la espalda.
En memoria de la infortunada hija, sus padres levantaron este templo, en 1875. Todos los años, el 30 de enero, la iglesia se llena de moños rojos, que las casamenteras y las que tienen buena y feliz pareja, le atan a la santa para conseguir novio o para conservar el amor que tienen.
Levantado en 1875, con un proyecto del arquitecto Bunge, la iglesia combina elementos eclécticos congóticos; rompe con el esquema jesuítico tradicional, esto es con la separación de las torres respecto del cuerpo de las naves. Estatuas, levantadas en mármol de Carrara, representan a Felicitas, sus hijos y a Martín de Alzaga.

La Calle Larga

Emplazada en la antigua calle larga de Barracas, eje de la edificación de quintas de verano de las acaudaladas familias porteñas desde fines del siglo XVIII y actual calle Montes de Oca, la plaza guarda un tesoro histórico singular. Es por aquella época de esplendor donde en este lugar se organizaban cabalgatas en las noches de luna y paseos donde las jóvenes lucían sus galas por las tardes y los jóvenes intentaban sus conquistas. Época de fiestas suntuosas a las que asistían “lo mejor de la sociedad porteña”, al decir de las crónicas de entonces. Vida aristocrática que plasmó José Mármol en Amalia. Su protagonista Amalia Sáenz de Olabarrienta, vivía sobre la Calle Larga. La quinta a la que hace referencia el autor, pertenecía a Anselmo Sáenz Valiente, lujosa mansión derribada en 1914, tras ser abandonada y ocupada por modestas familias de inmigrantes que vinieron a darle otra fisonomía al barrio.

El tren y el tranvía

La Calle Larga empezó a ser transitada por carretas, tropas de ganado que se dirigían hacia el
sur y diligencias. Aparecieron pulperías, almacenes generales que abastecían a los muchos inmigrantes, trabajadores de las incipientes fábricas, los saladeros, las curtiembres y graserías. Las antiguas y señoriales quintas fueron derribadas o convertidas en conventillos. Las familias se mudaron al norte y en los terrenos loteados, la nueva clase trabajadora levantó sus casas.
En 1865 llegó el ferrocarril. Luego el tranvía, primero tirado a caballo y luego eléctrico. Este
núcleo urbano se une así con la ciudad. Llega elprogreso: el gasómetro, los biógrafos “El Porvenir” y “El Edén”, los puentes sobre el Riachuelo, las cantinas, las casas de baile y los prostibulos llenos de polacas ardientes.
La Calle Larga, hoy Montes de Oca fue y es el centro comercial del barrio. Las fábricas, frigoríficos y talleres convirtieron a Barracas en uno de los polos comerciales más importantes. Hoy, las cosas han cambiado. Pero bancos y comercios de todo tipo la siguen manteniendo con vigencia, en la vida del sur de la ciudad.

Las plazas Colombia y Jorge

La Plaza Colombia tiene una extensión de 6 mil metros cuadrados. Está rodeada por las calles
Montes de Oca, Brandsen, Isabel la Católica y Pinzón. El mástil mide 25 metros y tiene 5 figuras
fundidas en bronce, esculpidas por Julio Vergittini autor también del monumento al general San
Martín. El monumento a La Madre es obra de Pedro Tenti. A sus costados se levanta Santa Felicitas y el Colegio Nuestra Señora de Lourdes. Es uno de los pocos espacios verdes con que cuenta este barrio del sur que no tuvo la suerte del norte, en cuanto a plazas y parques. Sitios aprovechado también los sábados para ferias que abaratan costos.

El humus pampeano creó la llamada Plaza Jorge que aunque legalmente lleva el nombre de Vélez Sárfield, todos la siguen llamando como cuandoestalló en verdes de pastos, plantas y algunos árboles. La naturaleza la impuso y la reglamentó la cultura. Es este un espacio que disimula un poco la contaminación ambiental y se instala como centro recreativo en los calurosos veranos porteños. Y los vecinos, como es costumbre en Barracas, guardan el nombre con el que se conoció en los comienzos.

Estación Barracas

La nueva estación Barracas al Norte es un ejemplode esta costumbre popular. El sitio se llama en realidad Estación Hipólito Irigoyen y corría antes a nivel de la calle. Dado lo peligroso de esta
construcción se decidió sustituir los pasos a niveles por puentes y montar las vías a terraplenes. Hoy, enamorada del Pasaje Darquier que la limita, la estación que se inauguró en 1909, tiene en el piso superior sala de espera, oficinas para el jefe y depósitos. Por una escalera construida en el arco central, se baja a la boletería y a los ocho arcos del viaducto donde hay locales comerciales.
El Pasaje Darquier sacó pasaporte internacional en la película de Pino Solanas “Sur”. Es un pedazo del Buenos Aires del 900 detenido en el tiempo al que es bueno visitar. Tiene yuyos entre sus empedrados, casa bajas y la magia de su sola presencia. Memora una época cuando las abuelas atendían en la puerta de casa al panadero, el lechero, el verdulero. Cuando lo chicos jugaban en las calles a la figurita o a la pelota. Y en las noches veraniegas la calle era un gran living poblado de sillas, sillones y bancos que servían para sentarse a tomar el aire fresco. Cuando los bailes, sobre todo en carnaval encontraban a las esquinas plenas de guirnaldas y lamparitas y el tango dibujaba figuras en la calle.

Pasaje Lanín

La iniciativa de un artista plástico, convirtió este lugar de Barracas en un sitio donde el color, la
belleza y la creatividad atraen por igual a turistas y nuevos residentes.
El artista es Marino Santa Marina. Nació en el 33 de este pasaje. Allí comenzó su carrera artística y llegó a ser director de la Escuela de Bellas Artes.
Comenzó por pintar su casa como si fuera un cuadro. Los vecinos se acercaron a comentarla y él
los atrapó con la idea. Cuatro casas comerciales se acoplaron al proyecto. Así, hoy las tres cuadras que componen el pasaje, son una multiciplicidad de colores que se brindan en 40 ofertas con valor comercial y estético. La tranquilidad del lugar, su cercanía con las autopistas, sus casas con 150 metros de superficie, con patios amplios y terrazas, convierten al lugar en un pasaje de singular belleza que tiene “interés turístico”.
Cuando uno camina sus calles, se interna en sus pasajes, respira sus plazas vibra en Barracas. Es que es cierto que el sur también existe.

Vilma Lilia Osella
vil60per@yahoo.com.ar

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