jueves, 16 de agosto de 2007

Serie Paseos Por Buenos Aires

JORGE LUIS BORGES: Itinerario Borgiano



Cuando Leonor Acevedo y Jorge Guillermo Borges se casaron en 1898, se mudaron a la casa de los padres de Leonor: allí nació Jorge Luis, el 24 de agosto de 1899. La vieja casa, hoy a cargo de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, se encuentra en Tucumán 840. Allí comienza este paseo cultural, que se realiza de lunes a viernes a las 15.00, organizado por la Subsecretaría de Turismo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con inscripción previa llamando al 011 – 4114- 5791 de 10.00 a 13.00.
En Memorias de Borges, escrito en Buenos Aires en 1899 el gran poeta memora sutilmente:
“Aquí nací yo, en el corazón de la ciudad, en la calle Tucumán, entre las calles Suipacha y Esmeralda, en una casa (como todas las de ese tiempo) pequeña y sin pretensiones, que pertenecía a mis abuelos maternos…”
Y también dice: “El Aljibe. En el fondo la tortuga. Sobre el patio la vaga astronomía del niño. La heredada platería que se espeja en el ébano. La fuga del tiempo, que al principio nunca pasa...”
Con el sabor nostálgico de sus poemas en la memoria, los pasajeros suben al bus que se dirige a la Facultad de Filosofía y Letras, Viamonte 430, donde en 1956 Borges fue nombrado en la cátedra de Literatura Inglesa. Nadie puede contar mejor que él este episodio:
…“Recibí otra satisfacción al año siguiente, cuando se me designó profesor de Literatura Inglesa y Norteamericana en la Universidad de Buenos Aires. Otros candidatos habían hecho llegar los informes sobre sus títulos. Yo me limité a enviar la siguiente precisión ‘Muy inconscientemente me estuve preparando para este cargo a través de toda mi vida”. Fui contratado y pasé diez o doce años muy felices en la Universidad. (Las Memorias de Borges).
Puede también leerse en su libro: “El otro, el mismo”, que escribiera en esa misma biblioteca, la angustia que le provoca la creación:

“Las traslucidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales)
Las manos y el espacio de jacinto
Que palidece en el confín del Ghetto
Casi no existen para el hombre quieto
Que esta soñando un claro laberinto
No lo turba la fama, ese reflejo
De sueños en el sueño de otro espejo
Ni el temeroso amor de las doncellas
Libre de la metáfora y del mito
Labra un arduo cristal: el infinito
Mapa de aquél que es todas sus estrellas”

La Biblioteca y la ceguera

Entre sueño y sueño, verso y verso se llega a México 564.
En 1955, Borges fue nombrado Director de la Biblioteca Nacional, a la que tantas veces había concurrido de chico con su padre. Por esos años, la biblioteca estaba en este solar, que es hoy patrimonio de la ciudad y una de las casas de la Sociedad Argentina de Escritores. Allí supo que su ceguera sería casi total en breve tiempo; fue cuando escribió Poema de los dones

“Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros
hizo dueños a unos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden...”.

La Biblioteca Nacional tuvo tres directores ciegos: José Mármol, Paul Groussac y Jorge Luis Borges.


Sin orden cronológico, sólo siguiendo un programado itinerario, el recorrido se emplaza ahora en el departamento de la calle Maipú 994, 6 “B, donde desde 1944, el poeta vivió con Leonor, su madre. Ella lo acompañó en sus viajes y le ayudó leyendo y tomando notas cuando la ceguera se hizo total. Todo su amor y reconocimiento lo expresa el poeta en la dedicatoria de sus Obras Completas.
En este modesto departamento, Borges compuso sus grandes obras durante las décadas siguientes.
Frente al departamento de la calle Maipú, se encuentra la librería La Ciudad, de la cual Borges se hizo un cliente habitual y convocó allí una peña de amigos y admiradores. Allí, se reconciliaron, luego de años de silencio, Borges y Ernesto Sábato.
A pocos metros de la librería, esta el Hotel Dorá, cuyo restaurante era visitado asiduamente por Borges y María Kodama.

Jardín Zoológico y calle Serrano

Desde muy niño, Borges sintió una particular y cautivante atracción por los tigres. Según cuenta su madre, sólo conseguía apartarlo de la jaula de los tigres, cuando lo advertía que si no se alejaba le sacaría los libros.
En diversos escritos, por ejemplo en El oro de los Tigres, Borges expresó esta fascinación:

“Hasta la hora del ocaso amarillo
cuántas veces habré mirado
al poderoso tigre de Bengala
ir y venir por el predestinado camino
detrás de los barrotes de hierro
sin sospechar que era su cárcel.”



Llega el momento de arribar a la Casa de la calle Serrano (
Serrano 2147).
Al tiempo de casarse, los padres de Borges se mudaron a esta propiedad, cuyos jardines se continuaban con los de la vivienda de la abuela paterna. En esta casa, Borges mamó los recuerdos de las historias y hazañas militares de sus abuelos, mezcla de historia familiar e historia patria y creció escuchando y hablando dos lenguas: el castellano y el inglés de su abuela.
El recuerdo de esta casa perdura en su poema “Curso de los recuerdos”

“Recuerdo mío del jardín de casa
vida benigna de las plantas
vida cortés de misteriosa
y linsojeada por los hombres.”

La casa no existe más, pero una placa de la esquina de Borges y Guatemala recuerda “La Fundación Mítica de Buenos Aires”.

“La manzana pareja que persiste en mi barrio
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga”.

Iglesia Ortodoxa Griega

Borges gustaba de caminar por las calles de Buenos Aires, recorrer los suburbios y los lugares cercanos a su domicilio. En la década del ’60, junto con María Kodama, solían visitar la Iglesia Ortodoxa Griega, Julián Álvarez 1036, para seguir los solemnes rituales y escuchar música. En Música Griega, el poeta cantará:


“Mientras dure esta música
seremos dignos del amor a Helena de Troya.
Mientras dure esta música
seremos dignos de haber muerto en Arbela.
Mientras dure esta música
creeremos en el libre albedrío
esa ilusión de cada instante
seremos la palabra y la espada
…Mientras dure esta música
mereceremos haber visto, desde una cumbre
la tierra prometida."

Los versos de Carriego

Ya entrada la tarde se arriba a la Casa de Evaristo Carriego.
(Honduras 3784)
Carriego era amigo de la familia de Borges, y compartía con ellos tertulias y almuerzos.
A través de Carriego, Borges comenzó a conocer el mundo de los guapos, el filo de sus cuchillos y el misterio de sus duelos a muerte. La imagen de Carriego se entremezcla con los recuerdos del barrio de Palermo. Así lo dice en “Carriego y el sentido del arrabal”:
“En la calle de Palermo de cuyo nombre sí quiero acordarme y es la de Honduras, vivió allá por los años enfáticos del centenario, un entrerriano tuberculoso y casi genial que miró al barrio con mirada eternizadora.”

Para finalizar el paseo se arribará a la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, Anchorena 1660.
La Fundación Jorge Luis Borges fue creada por la señora María Kodama, viuda de Borges, el 24 de agosto de 1988. La actual sede, comparte una pared medianera con la casa que habitó Borges con su familia entre 1938 y 1943 y donde escribió “Las Ruinas Circulares”.
Desde aquí se conjuga el presente, el fututo y el pasado de la presencia espiritual de Borges; en esta casa se guarda la posesión más amada por el escritor: su biblioteca de lector, las primeras ediciones de sus libros. Aquí están los objetos que lo acompañaron a lo largo de su vida, sus talismanes, sus cuadros, los trofeos ganados con su pluma, diplomas, condecoraciones, premios y su colección de bastones. En el primer piso se encuentra ambientada la habitación de su casa en la calle Maipú.

“Emerson dijo que una biblioteca es un gabinete mágico en el que hay muchos espíritus hechizados…”

La Fundación se propone a contribuir a que se cumpla el ideal ético de Los Conjurados

“hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y hablan distintos idiomas, que han tomado la extraña resolución de olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades”.

Otro lugares borgianos


No son sólo los comprendidos en este circuito los atractivos que nos transportan al universo borgiano. Está la Casa de Xul Solar en Laprida 1212/14.
Xul Solar y Borges fueron grandes amigos; Borges sentía un especial cariño por su amigo, y admiraba de él su sincretismo religioso y lingüístico y su capacidad para inventar nuevos lenguajes y juegos.

“Por esa escalera he subido un número hoy secreto de veces; arriba me esperaba Xul Solar… Más importante es otra conjunción: la de muchos idiomas y religiones, y al parecer de todas las estrellas, ya que era astrólogo… Había inventado dos idiomas… y el panjuego. Cada vez que me lo explicaba, sentía que era demasiado elemental y lo enriquecía de nuevas ramificaciones, de suerte que nunca lo aprendí.”

Xul Solar le trazó una carta natal, la cual fue donada y se conserva en la Fundación Borges.
También la Casa de la Avenida Quintana 222 es otro rincón de recuerdos.
A partir de 1924, la familia Borges se mudó a esta casa de altos, con rejas y jardín al frente.
Aquí funcionó la sede del comité yrigoyenista de jóvenes intelectuales, en el que participaban Borges, Leopoldo Marechal, González Tuñón, Roberto Arlt y Macedonio Fernández.
Durante esos años, Borges colaboró en revistas literarias, diarios, publicó ensayos y poemas y proyectó los últimos números de la revista Proa. Ricardo Güiraldes y su mujer eran algunos de los asiduos visitantes de la casa de la calle Quintana; y Güiraldes lo recuerda así en “Elogio de la sombra.”
:
“Te veo conversando con nosotros
en Quintana, ahí estás, mágico y muerto
Tuyo, Ricardo, ahora es el abierto
Campo de ayer, el alba de los potros”.

En otra casa de Quintana al 263, el ilustre argentino vivió entre 1943 y 1946. Adolfo Bioy Casares lo visitaba seguido y juntos iban a bares de Recoleta y a pasear por la veredita como se llamaba, entonces, a la zona de “La Biela”.

Pueyrredón 2190, esquina Las Heras.

Desde 1929 hasta 1939 Borges vivió con sus padres en un departamento del 5° piso en esta esquina. Durante estos años, ocurrieron algunos de los acontecimientos más tristes de su vida: en 1938 murió su padre, y al poco tiempo falleció también su querida abuela Fanny.
A fines de 1938, Borges sufrió un accidente al subir una escalera:

“Fue en la noche buena de 1938 –el mismo año que murió mi padre- que sufrí un grave accidente. Yo subía apresuradamente una escalera cuando de pronto sentí que algo arrasaba la piel de mi frente... durante un mes me debatí entre la vida y la muerte.
Las Memorias de Borges.

Pese a todo, también en esos años hubo algunos acontecimientos importantes en su trayectoria de escritor: publicó algunas de sus obras más destacadas y trabajó en distintas revistas y periódicos.


Biblioteca Miguel Cané (Carlos Calvo 4319)
.
En 1937 Borges comenzó a trabajar en la Biblioteca Miguel Cané. En sus memorias, declaró que en la “Biblioteca de Babel”, expresó mucho de lo vivido en la Biblioteca Cané:

“Mi cuento kafkiano ‘La Biblioteca de Babel’, fue concebido como una versión pesadillesca o magnificación de aquella biblioteca municipal, y algunos detalles del texto no tienen significado especial alguno. Los innumerables libros y estanterías que aparecen en el cuento eran literalmente los que tenía bajo mi codo. Críticos ingeniosos se preocuparon por estas cifras y les confirieron generosamente un significado místico”
“El universo (que otros llaman Biblioteca) se compone de un mundo indefinido, y tal vez infinito, de galaxias hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Como todos los hombres de la Biblioteca, he viajado en mi juventud; he peregrinado en búsqueda de un libro, acaso del catálogo de los catálogos, ahora que mis ojos no pueden descifrar lo que escribo, me preparo a morir a unas pocas leguas del hexágono donde nací. Muerto no faltarán manos piadosas que me tiren por la baranda: mi sepultura será el aire insondable; mi cuerpo se hundirá largamente y se corromperá y disolverá en el viento engendrado por la caída que es infinita. Yo afirmo que la Biblioteca es interminable”
La Biblioteca de Babel en Ficciones


Fundación Alfredo Bigatti-Raquel Forner, en la calle Dorrego.

Borges y María Kodama solían visitar a Raquel Forner en el taller que había compartido con su marido, el escultor Alfredo Bigatti.
Cuando Borges publicó su cuento El Evangelio según Lucas, Raquel Forner lo ilustró. Años después la Fundación Bigatti-Forner donó ese cuadro a la Fundación Borges, para sellar la amistad que había unido al escultor, a la pintora y al escritor, amistad que ahora se continúa en la labor desarrollada por ambas fundaciones.


Bar El Querandí. (Perú y Moreno)

Bueno es memorar su paso obligado por el Bar “El Querandí”, donde iba a tomar el café y se despedía del amigo que ese día lo había acompañado en el camino. Borges… siempre Borges. El también es tan eterno “como el agua y el aire.”


Vilma Lilia Osella
vilmaosella@gmail.com
vil60per@yahoo.com.ar

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