La Paz en mí
Dale permiso a tu mente para que entre la paz.
Es un ejercicio. Lo puedes realizar diariamente.
Quita todo lo negativo: envidias, celos, agresividad.
Convierte todo eso en AMOR, de ese del bueno
Y logra que tu mente esté en paz
Para transmitirla a tus hermanos con actos de amor.
Hay otro paso que cumplir: deja que la paz entre
en tu corazón atribulado. Un corazón que sufre
diariamente la agresión de un mundo materialista,
indiferente, ávido de dinero y poder.
Deja que la paz entre en él, despacito. El ejercicio
es especial: convoca las fuerzas positivas, dale
lugar a que se expandan, se explayen, fructifiquen.
Y prepárate para una acción de amor, la que puedas:
Un abrazo, un acto solidario, una visita, un saludo,
una palabra que consuele el corazón del hermano.
Y así, munido de esa paz sustancial, camina
por el mundo con una sonrisa y la mano siempre
abierta para lo que el otro necesite en este momento.
Embajadora Vilma Lilia Osella
domingo, 22 de noviembre de 2009
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