FLORIDA: UNA DE LAS CALLES MÁS LINDAS DEL MUNDO
Peatonal desde 1971, la calle Florida es tan antigua como esta ciudad: figura en el trazado que en junio de 1580, esbozó Juan de Garay, durante la Segunda Fundación de Buenos Aires.
Los años la valorizaron: durante la colonia era usada para el paso de carretas que abastecían la población, asentada por entonces en San Telmo y Monserrat, acarreando desde las huertas, frutas y hortalizas. Era por entonces, la “Tercera Calle”. Noticias y rumores hacían ruido en sus esquinas de piedra, lo cual le confirió bien pronto el nombre de “Calle del Empedrado”. Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas volvió a cambiar de nombre y se la conoció como Perú, nombre que la transforma hoy, después de Rivadavia hacia el sur.
Florida se la llamó durante el gobierno de Urquiza, allá por 1856 y con ese nombre la recorrió mil veces Manucho Mugica Lainez, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Enrique Santos Discépolo, Enrique Cadícamo y miles de porteños que la circularon con orgullo y otros miles de extranjeros que diariamente, admiran la elegancia de sus coquetas vidrieras. Hace mucho tiempo, desde un departamento que alquilaba y desde donde pergeñaba sus exploraciones patagónicas, Antoine de Saint-Exupery escribió a su madre, a sus amigos y “Vuelo nocturno” obra que perfila el espíritu explorador del autor de “El Principito”.
La nombra el tango (Paseas por Florida, paseas por Corrientes) destacándola como la calle de los “pitucos”, los “dandys”, los “pashas”. Hoy, quienes trabajan en “la City”, no resisten la tentación de dar un paseo por sus pulidas baldosas, escuchar algún músico callejero, ver la oferta de sus escaparates o tomarse “un cafecito porteño” que dicen, es mezcla del brasileño y colombiano y constituye toda una especialidad.
“Es que Florida es una vitrina comercial que ofrece toda clase de productos a precios accesibles a todos los niveles sociales” asegura Norberto García Rozada notable periodista y uno de los secretarios de la Asociación de Amigos de la Calle Florida. “Tiene 1000 locales comerciales, restaurantes, bares, confiterías (La Richmond es uno de los bares históricos de la ciudad y también lo es el London bar). Está engalanada con galerías y boutiques que venden joyas, pieles, ropa, zapatos, valijas e indumentarias de alta calidad” completa Alberto Santarelli, integrante de la misma entidad y joyero de conocida trayectoria.
Atraviesa en su itinerario de 11 cuadras, varias avenidas importantes, como Corrientes, Córdoba y Santa Fe y está a un paso de Paseo Colón, para llegar rápido a Retiro. Nace a metros de la Plaza de Mayo y termina en Plaza San Martín, dos paseos que por su significado histórico y político, son los más importantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y en esas 11 cuadras atraviesa dos barrios: San Nicolás y Retiro. Un eficiente sistema de mini bases la conecta al suburbio y las 5 líneas de subterráneos existentes, permiten desde allí, un fácil desplazamiento por Buenos Aires.
En su intercesión con la Avenida Córdoba, funciona la Galería Pacífico: conforme datos históricos este sitio debió ser como la Galería Vittorio Emmanuelle de Milán o como las Lafayette de París. La vida no lo quiso así, desde el principio: no se terminó de techar, cuando los arquitectos Agrelo y Le Vacher la proyectaron en 1889. Entonces, los locales fueron utilizados como peñas literarias o atelier de pintores. Después, funcionó allí el Museo Nacional de Bellas Artes hasta que fue comprada por el Ferrocarril Pacífico que instaló allí sus oficinas. En 1946, los arquitectos Aslan y Ezcurra terminaron su construcción: la bóveda central fue decorada por Spilimbergo, Berni, Castagnino, Urruchúa y Coleiro, ya clásicos todos de la pintura argentina pero, por entonces, la vanguardia plástica.
Descuidada por un largo tiempo fue puesta en valor en 1992, cuando devolvió a la ciudad uno de sus espacios más atractivos. Hoy, plena de vida comercial y cultural (funciona en el segundo, tercer y cuarto pisos, el Centro Jorge Luis Borges con un cómodo auditorio para 370 personas, varias salas de conferencias y un espacio de 10 mil metros cuadrados para exponer arte) hace las delicias de sus visitantes. Las mejores marcas de ropa se exponen en ella y la belleza de su entorno la convierten en una tentación para quienes visitan la ciudad.
Y Florida sigue… Doscientos años de trayectoria comercial son la evidencia de que supera las dificultades que se presentan en el tiempo. Y ella perdura para perderse en las tipas y jacarandaes de la Plaza San Martín: buen refugio para quien la haya caminado sin cesar y con placer y se lleve puesta alguna “cosita” de cuero argentino, o unos espléndidos zapatos o algún modelito “comme il faut”. O prefiera hacer stop en el Marriot Plaza, quizá, donde gustará en la bodeguita y a lo criollo, buenos vinos argentinos con queso de los maestros queseros más prestigiosos.
Vilma Lilia Osella
vil60per@yahoo.com.ar
martes, 14 de agosto de 2007
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